Abril tiene 25 años y lleva más de 10 arriba del skate. Si bien confiesa que no hace "la gran cosa" sobre la tabla, su amor por el deporte y la libertad que le genera rodar por las calles es inmenso.
Ella arrancó a patinar en el 2012 y en su panza luce un tatuaje que dice "skateboarding", un amor de esos que duran para siempre. "Cuando me lo tatué sabía que era algo para toda la vida. Me he roto una banda: placas, tornillos, cirugías, pero así todo sigo patinando".
"Andar en skate para mi es como ir a terapia, descargo un montón"
"Yo de los brazos vengo flojita, pero tengo fuerza en las piernas", destaca entre risas esta patinadora. Y agrega, "no me visto como skater, todo lo contrario, soy re perra, me gusta ser sexy".
"Es amor, simplemente amor"
Abril es una persona sumamente particular, se describe como loca, ansiosa y alegre. Para ella lo más lindo que tiene la combinación de skate y street es la posibilidad de una nueva aventura, empezar y no saber donde terminar.
La incógnita constante, el vértigo y el placer de lo desconocido es un plus que no todos los deportes suelen brindar. "La calle tiene eso de que si te aburrís de un lugar vas a otro, es más creativo, más aventurero".
Finalmente Abril comenta que el ambiente del skate tiene su lado machista, el cual suele padecer por la forma en que se viste. Y si bien ella no suele darle importancia, los prejuicios existen. "Es muy triste, no solo en el skate sino que el mundo es así. Espero que de a poquito vaya cambiando ese pensamiento que ya fue", sentencia.