No somos los violentos, somos los que resisten

No somos los violentos, somos los que resisten

Por: Emiliano Díaz Nahuelanca Foto: Lukas Worm
La mayoría de los que vivimos en La Patagonia somos muy conscientes del paisaje mágico que nos rodea, somos amantes de nuestros cerros y devotos de nuestros lagos, por este motivo en toda la provincia de Chubut se sigue gritando que la megaminería no es una opción.

Los que viven rodeados de concreto, entre montañas de aires acondicionados, aman sacarse selfies sobre el verde más intenso que puede existir. Sus avenidas son gigantescas, pero no tanto como nuestra Meseta.


Hoy, entre flora y fauna calcinada, dos personas fallecidas, visitas no deseadas, y discursos con gusto a poco, recordamos la frase de un rapero de nuestro suelo: “El hombre es creador de su cielo y de su infierno…Verdugos con el fuego siguen quemando”.
¿En qué momento alguien decide prender fuego miles y miles de hectáreas irrecuperables? ¿Qué es lo que lleva a una persona a generar tal desastre? ¿Cuál es el límite? ¿Cuál es su precio?

A pasos agigantados crearon un infierno y a pasos agigantados le llegó la respuesta. Ya no pueden caminar tranquilos, porque demostraron que no se lo merecen. Demostraron que hay verdes que les importan más que otros y que lavarse las manos era un hábito que tenían sumamente incorporado antes de que llegue la pandemia. 
Acá ya no valen las palabras o por lo menos las suyas, demostraron no ser merecedores de confianza. Los chubutenses dicen no a la megaminería, lo violentos prenden fuego La Meseta.

“En Chubut hemos logrado que en la zona de La Meseta podamos explotar oro y plata, allí está nuestra riqueza”, anunciaba el presidente de la Nación a finales del 2019 tras una reunión con empresarios. Sin embargo, luego de ser recibido en Lago Puelo entre piedras, protestas y cenizas, sostuvo que la minería “es un tema que deben resolver los chubutenses”. Aparentemente cuando los recursos están en suelo chubutense la riqueza es nacional pero cuando las tragedias son provinciales, los problemas deben resolverse en casa.


Nuestra provincia está en llamas desde hace mucho tiempo y el fuego desatado en toda La Meseta parece ser la materialización de una decadencia de la cual muy poco se ha hablado a nivel nacional pero que no se escapa de la agenda local. ¿Por qué? Es imposible, se caen a pedazos.

¿A quién se le puede ocurrir que personas de la comunidad mapuche pueden atentar contra el suelo que protegen desde siempre? La información es poder, la desinformación es negligencia. Por favor, manejen con cuidado, sabemos que su GPS a veces anda mal y que les cuesta salir de “capi”.
“Si no conoce el sur, no opine”, dice uno de los raperos más rebeldes del sur argentino y también uno de los payasos más serios. Nuestro clima es frío pero nuestros corazones no tanto. No es cursilería, solo es información.

Desde que el fuego en La Meseta comenzó a extenderse y la información a viralizarse, no faltaron personas que pusieron a disposición sus vehículos para ayudar, los puntos para recibir donaciones y los eventos para recaudar fondos. Obviamente tampoco faltaron aquellos que prefirieron hacer politiquería barata además de asistencialismo, pero bueno, fueron los menos. Seamos comprensibles, no se le puede pedir a todos que sean solidarios, algunos tienen el ombligo muy grande y que lo descuiden por un momento sería mucho pedir.


La ayuda honesta es anónima, si hay una foto de por medio no es ayuda, es campaña. El que se considera igual a todos debe poder caminar igual que todos, sin custodia. El que dice estar del lado del pueblo tiene que actuar acorde a sus reclamos y si la lucha contra la megaminería en Chubut tiene más de 18 años, el mensaje es claro como el agua, NO ES NO. El que da amor no necesita decir que da amor, porque “la buena gente nunca dice que es la buena gente, no necesita decirlo”.

En algún momento las llamas se van a apagar, pero el desastre y la desolación no se olvidan. La Patagonia Resiste. ¿Ustedes?