"SI ME LO TAPAN VA HABER UN HOMICIDIO"

"SI ME LO TAPAN VA HABER UN HOMICIDIO"

Por: Emiliano Díaz Nahuelanca

Las paredes de las calles de Comodoro Rivadavia están repletas de grafitis, obras de gran calidad y tamaño. Y si bien los grafiteros y grafiteras de la ciudad son pocos, lo cierto es que en el espacio público abunda el color, lo cual deja en evidencia la constancia de estos artistas al pintar. 

Una bomba por acá, un tag por allá y sin darte cuenta ya se vuelven familiares los nombres BOES, TATA CALVA, SOUL, HEAD o los números 1998, 1992 o 147, artistas 100% anónimos para algunos o como los definiría Arturo Pérez, "Francotiradores pacientes",libro que mínimamente se merece una lectura. 

"Érase una vez una raza especial de personas llamadas escritores de grafiti. Pelearon una fiera batalla contra la sociedad. El resultado todavía se desconoce", yace en una pared de Nueva York  bajó la firma de Ken.

¿Cuántos grafitis fueron tapados por cartelería política? Muchos ¿Cuántos carteles políticos merecen ser tapados por grafitis? Todos. Si el resultado de esa batalla aún se desconoce, es porque aún  no ha terminado. Y mientras haya una lata de pintura y convicción, "dejó mi nombre ahí".

En el 2017 Boes y Matías DZ pintaron un grafiti en el evento “La plaza: Battles de Brakin” y años más tarde fue tapado en un acto político. Un historia que merece ser contada. 



“Hoy me encontré con esta noticia de mierda, gente del culo, que no respeta el laburo ajeno. Pintamos con un compa(Sonic) en el evento de la plaza que junto a los bboys, y nosotros hicimos nuestro aporte con este graffiti, para que vengan estos salames con pintura cedida del municipio y nos tapen sin siquiera preguntarnos. Hoy mastico bronca, mucha bronca pero mañana estaré ahí recuperando nuestro espacio desde siempre, así que a los que se quieran sumar ahí nos vemos mañana después de las 3 para hacer murales posta y no la copia barata de Locket16”, fue lo expresado por Boes frente a lo ocurrido.

En menos de 24 horas Boes ya había recuperado el territorio que jamás debió serle arrebatado. Quizás la batalla entre el grafiti y la cartelería política sea eterna, pero esa vez ganó el grafiti. Y no fue una victoria individual, sino colectiva, porque ganó el Hip-Hop.