Victoria Bevilacqua: Una mirada única que se volvió masiva

Victoria Bevilacqua: Una mirada única que se volvió masiva

Por: Emiliano Díaz Nahuelanca Foto: @richhhlou

Victoria Díaz Bevilacqua tiene 30 años y aunque a muchos nos les "suene" su nombre, seguramente han visto sus trabajo en flyers, posters, portadas de Spotify, cartelería o incluso en las pantallas más grandes del mundo. ¿Por qué? Resulta que esta fotógrafa se encarga de retratar a los artistas más cotizados de la industria urbana del momento: Kaleb Di Masi, Sara Hebe, Pablo Lescano, Estefi Spark, Callejero Fino, Cazzu, entre muchos más. 

-¿Cómo diste con la fotografía? ¿Cuándo te diste cuenta que era de lo que querías vivir?

-En mi familia siempre estuvo presente la fotografía como una herramienta para generar recuerdos. Desde que nací mi madre nos hacía fotos con su Kodak y desde muy pequeña me la prestaban para que yo registre a mi gusto mis primeras fiestas de cumpleaños a modo de juego. Pero puedo decir que la primera cámara que utilice de manera más consciente a mis 7 años fue una cámara digital japonesa que almacenaba los archivos en un disquete. Una rareza que no volví a ver hasta el día de hoy. Esta cámara utilizaba mi abuelo paterno en la empresa vial donde era jefe de laboratorio. Los fines de semana venía a visitarnos a Luján y obligatoriamente me traía la cámara para que yo siga mi desarrollo. Retrataba a mis vecinos de la cuadra con sus bici GT, con pelotas de fútbol bajo el brazo o abrazados entre amigxs. Yo quería inmortalizarlos. Había algo de angustiante (y lo sigue habiendo) en esto de registrar

"Había algo de angustiante (y lo sigue habiendo) en esto de registrar"

Teníamos una computadora Windows 98 que recién había salido y ahí descargaba mis imágenes para liberar el espacio del disquete y así volver a utilizarlo (técnica que realizo hasta el día de hoy con el método digital). 

Tenía un disket que guardaba solo 5 imágenes así que cuidaba muy bien cada toma que hacía. A mis 15 años fui mamá de Ashley, mi única hija y mi abuelo, el mismo que me traía la cámara japonesa, me regaló una cámara póket digital para que genere mis recuerdos del embarazo

A mis 17, renuncié a un trabajo en relación de dependencia para poder estudiar fotografía. Trabajaba todo el día en una farmacia y no me permitían salir a estudiar una hora semanal así que renuncié. Sentía que era muy injusto que siendo adolescente no me den la posibilidad de estudiar y crecer como persona y fue así, siguiendo mi instinto, dejando la estabilidad económica de ese momento, que decidí que quería desarrollar este lenguaje que es la fotografía. 

"A mis 17 renuncié a un trabajo en relación de dependencia para poder estudiar fotografía"

Compre mi primera cámara digital, una Nikon d3000 y todo comenzó de manera muy comprometida. Comencé mis estudios y mis primeros trabajos vinieron de la mano de Facebook en 2010. Mostraba las fotos que le tomaba a mis amigos y ahí empecé a tener mucho trabajo.

 A su vez gracias a mi abuelo materno iniciaba mi amor por la fotografía analógica, algo que sigo explorando hasta hoy. Él era fotógrafo aficionado de joven y tenía buenos equipos para el momento, su mejor equipo lo heredé mientras él estaba vivo y hemos disfrutado y generado un vínculo hermoso gracias a la fotografía, que antes no habíamos tenido.

-Trabajaste para artistas de primer nivel como L-Gante, Callejero Fino Estefi Spark así como también para marcas reconocidas. ¿Lo buscaste o fue algo que se dio en el camino?

-Trabajar con artistas de renombre le dio más visibilidad a mi trabajo pero principalmente terminó de reafirmar a la Viki que quería vivir de la fotografía. Entendí que soy un ser único que tiene una manera de mirar única y una forma de expresarse única y fui allanando caminos para lograr que los demás vean lo qué tengo para decir. La fotografía para mi es el lenguaje con el cual puedo hablar sin palabras y generar emociones que a veces son difíciles de expresar.

"Fui allanando caminos para lograr que los demás vean lo qué tengo para decir"

Lo que me mueve es poder captar la esencia de los artistas con los que trabajo, entender qué quieren comunicar y lograr que eso suceda a través de la luz es la adrenalina que me motiva. Algunas de mis imágenes dieron la vuelta al mundo y ahí es donde pude ver que este lenguaje que manejo es universal. Me resulta emocionante de solo pensarlo. 

Las primeras imágenes de L-Gante las hicimos en mi estudio de Luján y a Elian lo vestí yo con ropa que tenia en su casa o le mandaban las marcas de regalo. Ahí surgió la foto más emblemática suya con la remera que dice BARRIO - PATRIA con sus dos manos como pistolas apuntando al cielo y la figura del Diego, que recorrió lugares que yo ni sabía que estaban en el mapa. Esa obra no tuvo retoque y su iluminación fue dura y sencilla. Reniego de esa imagen por lo que ahora veo cómo “falta de técnica” pero que en el momento fue lo que sentí que debía hacer. Está claro que si el esquema de luces o el vestuario hubieran sido diferentes la imagen no hubiera tenido el peso que tuvo, pero bueno soy muy crítica de toda mi obra y creo que serlo me ayuda a superarme y a conocerme un poco más

Actualmente trabajo entre otros artistas con Pablo Lescano, Kaleb Di Masi, Sara Hebe, entre muchxs otrxs. Estoy explorando nuevos resultados gracias a la confianza que me brindan para crear sobre su imagen. 

-¿Es difícil desarrollar un estilo propio entre tantos fotógrafxs?

-Desarrollar un estilo propio es algo que lleva tiempo de autoconocimiento. Creo que el ser humano está en constante cambio y hoy en día tenemos muchas formas de nutrirnos e inspirarnos, entonces veo consecuente que la identidad fotográfica vaya cambiando con el tiempo. Hasta hace unos pocos meses estaba cómoda con el estilo que había logrado desarrollar y pum, di un giro de 180 grados y dije, ahora quiero hacer esto, estas son mis nuevas referencias. En simultáneo mis vínculos cambiaron y siendo una súper creyente de la energía y lo que atraemos, empecé a trabajar y a nutrirme de colegas a los que admiro. Todo el tiempo compartimos data nueva, técnicas, proyectos, cafés, laburos y desde ese lugar siento que nos potenciamos para reafirmar a quienes somos en este momento, que en cualquier momento puede volver a cambiar. 

-¿Qué es lo que te hace ver una foto y decir 'es esta'?

Supongo que se da cuando notas fuerza y coherencia en lo que querías transmitir. No me gusta crear imágenes vacías, siento que cada obra que hago tiene que tener un por qué. Pero respondiendo a la pregunta, no siempre soy yo quien elige cuál es “la imagen” son más las veces que me quedo en “lo que puedo mejorar” que en pensar que todo está listo. La imagen perfecta aún no existe, la estoy buscando cada día. 

"La imagen perfecta aún no existe, la estoy buscando cada día"

-¿Cuánto vale una buena foto?

-Una buena foto no creo que se pueda pagar con dinero de este mundo. Muchas veces el reconocimiento de una obra vale más que lo que alguien te pueda pagar con dinero. Aunque por supuesto yo quiero ser millonaria y dedicarme en tiempo completo a crear mis obras para compartirlas con el mundo, así que respeten mi trabajo y páguenme jeje.     

-En porcentaje ¿Qué tanto tiene que ver la cámara y qué tanto el fotógrafo/a?

-Las herramientas digitales o analógicas son muy importantes para la realización de obras hoy en día, pero me atrevo a decir que la creatividad del fotógrafo es la base de todo y que si eso falta, no hay equipo que pueda reemplazarla. Creo mucho en encontrar métodos para potenciar lo que hacemos pero sin la visión del fotógrafo no hay fotografía. 

-¿Una meta que creías lejana y la alcanzaste? ¿Una pendiente?

-Creía difícil tener reconocimiento por mis obras por vivir en un pueblo en el interior de Buenos Aires. La tecnología y mi voluntad de crecimiento han sido claves en lograr esto. Una meta pendiente es viajar con mi profesión. Trabajo cada día para que eso se llegue.

Jugar en primera no es para cualquiera y ella ya está en las grandes ligas. Desde el interior de Buenos Aires para el mundo entero, y un poquito más. Victoria Díaz Bevilacqua: Una mirada única que se volvió masiva. Llegó la nota.